CONFÍO EN TI.

-Papá, tengo miedo…
-Solo cierra los ojos.
-Aún tengo miedo…
-Confía en mí.
-Está bien…
-¿A la cuenta de tres?
-Uno…
-Dos…
-¡Tres!

El ruido del agua agitándose fue lo único que se oyó por un momento, luego, la cabecita del niño salió a flote y sus ojitos redondos y asustados buscaron los de su padre.

-¿Estás bien?
-Sí.
-Bueno, lo volveremos a intentar otro día…
-¡No! Hay que hacerlo de nuevo…
-¿Seguro?
-¡Si!
-Podemos hacerlo otro día.
-¡No papá!, hagámoslo ahora. Yo confío en ti.

El padre del niño lo miró por un instante y sonrió. Luego volvieron a contar.

-Uno…
-Dos…
-¡Tres!

Y nuevamente ambos sumergieron la cabeza debajo del agua. Pero en esta ocasión el niño se sintió un poco más seguro y abrió los ojos. Allí estaba papá. Allí iba a estar siempre.