limeña introvertida

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Cuenta la leyenda que el vate César Vallejo predijo su propia muerte en su famoso poema "Piedra negra sobre una piedra blanca". Bueno, no es una leyenda sino la realidad, porque en verdad lo hizo: César Vallejo falleció un 15 de abril de 1938 un día de lluvia en París, aunque cayó viernes y no jueves como rezan sus versos. El gran poeta y escritor peruano César Vallejo es una de las principales figuras de la literatura nacional, así como también es reconocido mundialmente por sus aportes innovadores a la poesía del siglo XX.

Yo solía relacionar a Vallejo con un carácter melancólico y taciturno -quizá por la nostalgia de sus escritos que leí, por esa sensación de dolor, unas veces sosegado y otras veces visceral, en sus letras- pero resultó ser alegre, expansivo, bailarín incluso.

No sabía tampoco que César Vallejo fue profesor y que ejerció la docencia en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe (buen profesor, al parecer, por el cariño con que lo recordaban algunos de sus alumnos), ni que estuvo en la cárcel por una incidente ocurrido en su natal Santiago de Chuco, y menos que su obra Trilce se gestó, precisamente, durante ese periodo entre rejas. Tampoco sabía que vivió más de una década entre Francia, España y Rusia (ni que era marxista) ni que, desde que viajó a Europa, nunca volvió al Perú. Y, claro, no tenía idea de que murió en Paris, con aguacero.

Vamos, que veía al ícono, no al hombre; que más o menos entendía su grandeza, pero no el porqué de la misma. Hasta que vi un documental su vida y me topé cara a cara con sus poemas.

Bigrafía completa de César Vallejo (Sucedió en el Perú)



Los poemas de César Vallejo que tienes que leer

Como todo peruano, ya lo había leído minimamente en el colegio. Lo había estudiado y memorizado incluso, pero en ese entonces no llegué a ver más allá de la superficie, no me temblaron los huesos con sus versos.

De adolescente no lo no comprendí en absoluto. No es que ahora lo haga realmente, me falta mucho para eso, pero sí que se me remueve algo por dentro cuando lo leo, así que ya me creo capaz de hacer una recopilación con algunos de los mejores y más bellos poemas de César Vallejo que, definitivamente, recomiendo leer. Que los disfruten.


Piedra negra sobre una piedra blanca


Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...



¡Y si después de tantas palabras...!


¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!

¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!

Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra! .



Los pasos lejanos


Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.



A mi hermano miguel

In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.
Donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: “Pero, hijos...”

Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores.
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.

Oye, hermano, no tardes
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.



Los heraldos negros


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!



Hoy me gusta la vida mucho menos...


Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi sér parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dice casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y que está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre!



Espergesia


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.

Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.


El manga, o la narración gráfica japonesa es una excelente forma de leer si no te gustan los textos largos, si amas la ilustración o incluso si no lees nada y quieres iniciarte como lector. Y ya que hay de todo tipo, hoy te traigo esta recomendación del mejor manga realista que he leído, una historias potentes e impactantes que no te dejara indiferente.

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¿De qué trata esta historia?

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Este es uno de los mejores mangas que puedes leer. Escrito e ilustrado por Takehiko Inoue, es un manga realista, tanto en la trama como en el estilo de la ilustración.

Principalmente trata de la relación entre tres muchachos y su respectivo desarrollo personal: Nomiya Tomomi, un estudiante rebelde y problemático (casi casi un vándalo) que abandona la escuela y que lidia con los remordimientos por sentirse culpable del accidente en el que chica queda paralitica. Kiyoharu Togawa, un joven atleta al que tuvieron que amputarle una pierna al detectarle osteosarcoma (un tipo de cáncer óseo). Hisanobu Takahashi, un ex compañero de Nomiya y capitán del equipo de baloncesto (el "lider" patán de su grupo) que queda paralítico tras se atropellado por un camión cuando huía tras robar un bicicleta.


Por qué tienes que leer "Real"

Las historias de estos tres chicos se entrelazan a medida que avanza la historia, comenzando con Nomiya y Kiyoharu que se conocen de casualidad y van desarrollando una amistad que surge a partir de la pasión que sienten ambos por el baloncesto, y la admiración de Nomiya hacia Kiyoharu, quien es un excelente jugador incluso con la dificultad de usar silla de ruedas.

ilustración de Nomiya encestando
Los personajes son de una gran profundidad psicológica y están perfilados de tal forma que sus grandes conflictos no se ven melodramáticos ni convierten la historia en un culebrón, sino al contrario, refuerzan la naturaleza falible, imperfecta y real de una persona de carne y hueso y los dotan de una gran humanidad. Así, por ejemplo, Nomiya es un bruto en muchos aspectos, sin embargo tiene un fuerte sentido de responsabilidad que se duele, se reprocha, y está dispuesto a lo que sea por aliviar la desgracia que cree haber causado a una completa desconocida, a la que visita a diario aunque ella no le dirija una sola palabra (el manejaba la moto en la que ella aceptó montar cuando tuvo un accidente que la dejó paralítica).

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Este es un manga sobre personas con discapacidades, así que otro punto fuerte es, precisamente, su manejo de estos temas. Los personajes que las padecen están claramente limitados en aspectos puntuales, pero incluso así son perfectamente capaces de seguir con su vida, y por ejemplo, dedicarse a práctica deportes tan exigentes fisicamente como el básquetbol. El autor los trata con respeto y deja ver con claridad la fortaleza, determinación y templanza que hacen falta para lidiar día a día con cualquier discapacidad.

En el aspecto gráfico, Takehiko Inohue es uno de los más grandes ilustradores de manga. Es evidente su maestral manejo del dibujo de la anatomía humana, y el estilo realista tan potente que usa en sus historias logra escenas sumamente conmovedoras. Sin duda, todo un capo.
Escrito e ilustrado por Kei Sanbe. Es un manga con una trama de thriller psicológico con un toque de fantasía.

¿De qué trata esta historia?

Satoru Fujinuma es un joven de 28 años que trabaja como repartidor de pizza pero que sueña con convertirse en un mangaka. Satoru posee la extraña e involuntaria habilidad de retroceder en el tiempo a momentos antes de que suceda algún acontecimiento que amenace la vida a su alrededor. Es decir, en cuanto pasa algo grave, como un accidente o un hecho trágico, el tiempo se repite y Satoru vuelve al instante poco antes de que esto suceda, pero ya sabiendo lo que pasará de modo que tiene la posibilidad de cambiarlo.

Así, cuando un día encuentra a su madre muerta en casa y es acusado erróneamente de ser su asesino, Satoru regresa en el tiempo y despierta en el cuerpo de su yo de 10 años. De este modo tiene la oportunidad de cambiar la serie de trágicos sucesos en los que dos amigos suyos y una niña de una escuela cercana fueros asesinados, y así, tal vez, evitar la muerte de su madre.


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Por qué tienes que leer "Boku dake ga inai machi"

La trata principal es sumamente potente: Satoru ha tenido una infancia traumática a causa de la muerte de dos compañeros de la escuela en manos de un psicópata que según las autoridades, resulta ser un adolescente amigo suyo. Satoru siempre ha estado convencido de que ese joven no es el asesino a pesar de las evidencias que apuntaron en su contra, además de que siente remordimientos por haber estado tan concentrado en si mismo que no vio lo que pasaba a su alrededor y no hizo nada para evitar el trágico final de sus compañeros. Así, cuando su madre es asesinada justo cuando parece haber descubierto al verdadero culpable, la habilidad de Satoru lo devuelve en el tiempo, y entonces comprende que solo él puede detenerlo y salvar a sus seres queridos. ¡Todo esto, siendo apenas un niños de 10 años!

Los personajes están muy bien perfilados. Y en especial Satoru, el protagonista, evoluciona de un joven apático y resignado con su vida a un hombre, un hijo, un amigo firme, perseverante y valiente que está dispuesto a todo por proteger a los que ama. Las relaciones de amistad con sus compañeros son entrañables; es conmovedora la forma en que va descubriendo que se pueden forjar lazos realmente profundos aun siendo niños, además de cómo pequeñas acciones pueden salvar a alguien de la soledad y el ostracismo o condenarlo a ellas.

Entre los temas que trama resaltan la perversión de una mente enferma (en el caso del asesino, de quien se ve como va desarrollando sus rasgos psicópatas desde la infancia), el abuso infantil (Kayo Hinazuki, la primera niña asesinada, es víctima de brutales golpizas por parte de su madre), la amistad, la soledad (Kenya Kobayashi, el que sería el mejor amigo de Satoru, lo ayuda a dejar de aislarse, a confiar en los demás y a apoyarse en ellos cuando lo necesite), el sentimiento de culpa e incluso el fracaso. Es decir, un amplio, profundo y muy interesante abanico de temas.
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Adaptaciones y Spin-off

Adaptaciones del manga Boku dake ga inai machi al anime

La primera fue la adaptación de Boku dake ga inai machi al anime Erased, de 12 capítulos, que si bien es fiel en su mayor parte, tiene varios cambios en la trama y en la forma en que se desarrolla el final.

Me quedo con las mejores canciones de Erased: el opening Re:Re: de Asian Kung-Fu Generation y el ending Sore wa Chiisa na Hikari no Yō na de Sayuri. ¡Letras magistrales y música genial!






Adaptaciones live-action de Boku dake ga inai machi

La segunda adaptación del manga fue la película live-action del mismo nombre. Y la última adaptación es la serie live-action de Netflix Erased. Así que tienes mucho de donde escoger si quieres conocer esta historia. =D






Spin-off Boku dake ga Inai Machi: Re

Esta versión paralela del manga original, al parecer está narrado Kayo Hinazuki como una estudiante de secundaria, durante cierto periodo en el que Satoru digamos que no estuvo "disponible".

¿Contento? ¡Contento es poco amigo! ¡Estaba emocionadísimo! No me importaban los carros, ni las viejas con sus bolsas de mercado, ni los borrachos parados en la esquina. Yo solo corría emocionado esquivando todo a mi paso. Primero, crucé Lucanas y me adentré en el pasaje; luego, salí por Parinacochas y de tres en tres subí las escaleras, las zancadas parecían insuficientes para peldaños interminables. Una vez encerrado en mi cuarto y tirado en mi cama, aprovechando la ausencia de mi madre, encendí un cigarrillo, y mientras mi hermana gritaba ¡Qué mierda haces carajo, apaga eso! No salía aún de mi éxtasis.

¿No crees que esta cola esta larguísima? ¡Y eso que hemos madrugado! Aunque mejor si demoran, para seguirte contando… Después de haberle cancelado todo lo fiado, seguido de una larga cháchara sobre mi orfandad paterna, el viejo Guzmán, de La mar, me había convocado para jugar hoy en el Mundialito… ¿Sabes de lo que hablo?... Exacto, el de La Victoria, ese mismo, el famoso Mundialito del Porvenir ¿Te imaginas? Yo al principio también dudé, pero luego, ante una sagrada confirmación, una realidad se había impuesto sobre una vieja utopía. Segundo a segundo, el famoso Mundialito penetraba en mis venas ¿Qué si lo había presenciado antes? ¡Por supuesto! Todos los años los había visto desde mi balcón. Desde tempranito cuando armaban las bancas, cuando iba poblándose, cuando la tía Pancha gritaba desde abajo con su mandil sucio: “¡Dile a tu mamá que baje el cucharón y los platos!”. También estuve cuando vino Cubillas, Sotil, Carranza; claro que al final del día, cuando se definía al campeón, los policías tenían que sacarlos resguardados en medio de patadas, puñetes e insultos. ¡Como ves, estuve en todas! A veces atento a que cayera la pelota fuera de la cancha y atravesara la hinchada, para tomarla, meterla debajo de mi capucha, y junto a un camarada, echarnos a correr por Humbolt ¡Ah, pero esas chiboladas iban quedando atrás! Amigo, ahora yo sería protagonista. Mis amigos me alentarían desde el balcón. Mi madre y mi tía me servirían la comida y la chicha sin increpar. No como antes que tenía que rogar para que me toque una pierna del arroz con pollo y no las sobras de los clientes.

Exacto, el de La Victoria, ese mismo, el famoso Mundialito del Porvenir ¿Te imaginas? Yo al principio también dudé, pero luego, ante una sagrada confirmación, una realidad se había impuesto sobre una vieja utopía.

Lo mejor de todo era que sería parte de… Espera, ¡Por fin! ¡Ya abrieron la puerta principal!... ¡Caramba, como me distraigo!... Te decía, que lo mejor, era que yo sería parte de Porvenir Club, quién lo diría. No campeonaron el año pasado, pero sí llegaron a semifinales ¿Si había jugado antes ahí? Sí, eso era lo extraño, no había entrenado nunca con el equipo, ni siquiera había jugado las eliminatorias. Yo me preguntaba ¿Mi convocatoria repentina habría sido una urgencia, una lesión imprevista o la renuncia de un titular? ¿O simplemente era una estrategia para tener nuevo papá? Ese viejo Guzmán tiene fama de coquetón y desde hace tiempo lo veo cortejando a mi madre, además no recuerdo que me haya visto jugar. O quizá me vio aquel día que me saqué a tres de encima y con un sombrerito al arquero, la metí en el ángulo derecho. O tal vez hace poco, cuando en la pista de Humbolt veníamos perdiendo contra los de Matute, y aprovechando mis largas piernas me jalé a René, su mayor referente, con dos gambetas lo dejé clavado, me abrí espacio y la coloqué en el palo derecho. A ciencia cierta, no me importaba la raíz del asunto, yo estaba en el efecto, y ese efecto era el equipo y nada más. Ahora sería yo quien pise Parinacochas ¡No, no amigo! ya no para cruzar la pista, sino para lucirme con fútbol macho… ¿Cómo dices? ¿Están pidiendo los códigos? Sí, sí, sí ya me di cuenta, pero no me interrumpas… Lo más increíble era que me rozaría con los del Porvenir Club. Había jugado por las tardes en pistas, un domingo que nadie vigila en la cachita del Porvenir, cuando había campeonatos en la loza del Vallejo y el Salaverry, pero oficialmente en un suelo pelotero y con peloteros de verdad, nunca. Ahora me vería con el Cholo Piri, mi vecino del pasaje Grau, que seguramente me conoce, pero cuando nos cruzamos ni me mira. Ese cholo feo de joroba ancha y muslos de hierro no lo tumba nadie. Juega de defensa. Sus cañonazos desde el área hacen que el arquero se meta con todo y pelota. Algunos amigos que se han embriagado con él, cuentan que su lema es “Pasa balón o pasa jugador, pero los dos nunca”. De un culazo te manda para la tribuna o de un codazo te duerme. ¡Ah! Y además se alucina galanteador. Sus trinches los aplasta con limón y con un peinado cachetada afana a todas las del pasaje. Hasta a mi dulce Sofía la ha embelesado… ¿Que si me importa? ¡Para nada! Hasta ayer me consolaba pensando que hoy seriamos amigos y colegas ¿Por qué digo hasta ayer? ¡Ya pues! ¡Acaso no me ves aquí! Te sigo contando…

A ciencia cierta, no me importaba la raíz del asunto, yo estaba en el efecto, y ese efecto era el equipo y nada más.

También jugaría con Payasito… Sí, su apelativo es gracioso, pero ese chato famélico la pisa como Ronaldinho. La mueve al ras, con una pirueta se saca a uno o a dos, y alzando la cabeza – como hacen los grandes – apunta a su delantero ¡Como con la mano! Gritan todos. Sus centros y pases son divinos y exactos. Su cerebro vale más que sus piernas. Puede armar una jugada en un instante o desarmarle el partido al equipo contrario, si le da la gana. Vive en el pasaje Bolognesi. Siempre lo veo con el Cholo Piri, andan para arriba y para abajo. Hasta ahora no entiendo por qué en las tardes suben al Cóndor… ¿Conoces, no?... No importa… Es un edificio grande en toda una esquina, de lejos los había observado entrar reiteradas veces. Un día la curiosidad me ganó y los esperé en la esquina de Unanue, fingiendo que leía los periódicos matutinos. Demoraron cerca de cuarenta minutos en bajar. Tenían la nariz roja y el moco se les caía. Se metieron a la tienda y compraron una botella con agua. Luego, cada uno se dirigió a su pasaje.

Otro con el que me rozaría sería el Zurdo Paratori. Un apuesto muchacho de buen porte, vestir deportivo y una gorrita reguetonera que aguachafa sus trajes completos de Adidas, Umbro o Nike… ¿Cómo? ¡No pues, no me interrumpas! Sí, si tengo lápiz y borrador… Te hablaba de ese zurdo, ¡Uy! cuando llega el balón a sus pies dentro del área contraria, todos, parándose, corean ¡Gol cantado! ¡Ya, pégale! Es un goleador innato. Tiene la suerte echada en sus pies, como aquellos que aunque pateé con los ojos cerrados y de espaldas, el universo conspira por su talento y hace que la pelota toque las redes del arco. Su especialidad es la encarada. Se para en la banda izquierda, con el empeine empuja suavecito la pelota, cuando el defensa hace un movimiento en falso, pica con lo justo, engancha, se mete al corazón del área y pisando y moviendo el balón repetidas veces hace bailar huayno al arquero. Dicen que jugó en el Cantolao, luego llegó a las divisiones menores de Alianza, pero lo botaron porque le propinó un puñete al entrenador por rascarle la cabeza burlonamente cuando no podía hacer más planchas. Vive en el pasaje Leoncio Prado. Estuvo con Carolina, la sanguchera de los mundialitos ¡Ayayay! Si la conocieras, es un hembrón… Me has hecho acordar… Hace unos años, saliendo del colegio, en el centro del parque Porvenir, había un gentío exacerbado gritando: ¡Bronca! ¡Bronca! Salí corriendo y traté de meterme en medio de los curiosos. Entre injurias, el Negro Kike, con los puños cerrados en guardia, esperaba un amague de Paratori para tumbarlo de un puñete. Presté atención a la muchedumbre y algunos decían: ¡Carolina es la prima del negro! ¡Está en cinta! Pero como los chismes tienden a deformar y elevar el grado de veracidad, preferí observar a los protagonistas con fe que escupan de sus bocas lo real. Ninguno lo esclareció, solo eran aventadas de madre que acompañaban intentos fallidos de puñetes y patadas. Paratori parecía tropezar en todo momento, por el contrario el Negro Kike permanecía erguido con su metro ochenta y cinco, no titubeaba, incólume daba pasos cortos a los costados y al frente. Un movimiento dudoso de Paratori hizo que el Negro Kike suelte un feroz puñetazo, pero los reflejos de Paratori le jugaron a favor y haciendo un esquivo, soltó también el suyo. Parecía un episodio sacado de Rocky, ambos cayeron al suelo y a falta de un réferi que cuente hasta diez, se revolcaron en el pavimento. Sus cabezas chocaron con la gran “V” de concreto que se yergue en medio del parque, y empezaron a sangrar. Llegó serenazgo y se llevaron a los dos. ¡Y para qué te cuento! seguro te vacilarás, pues ese día lo primero que hice al llegar a mi casa fue amanecerme viendo toda la saga de Rocky, alucinándome yo un Balboa derrumbando a un Apolo primo de Carolina o a un Ruso con su gorra reguetonera. Más tarde me enteraría que el hijo no era del acusado y vería a los dos peleadores callejeros jugando en la delantera para el mismo equipo en partidos de apuesta y luego en Porvenir Club.

Te hablaba de ese zurdo, ¡Uy! cuando llega el balón a sus pies dentro del área contraria, todos, parándose, corean ¡Gol cantado! ¡Ya, pégale! Es un goleador innato.

¿Has oído que los gordos siempre tapan? ¡Caray! Aquí también se cumplía… Es el arquero Gordo Sandro, de Bolívar. Ese mofletudo tapa todo el arco y a pesar de los cien kilos que se maneja, es tan ágil como un gato. La única manera de anotarle es jugando con un balón pequeñísimo, pero como es algo imposible, la mayoría de goles que le anotan es a punta de pases, pasándosela entre las piernas o algún taponazo inesperado que deja estáticos y fríos a todos. Pero bueno, como te dije, la cosa es que todos ellos, hoy, hubiesen jugado conmigo.

¿A qué especialidad voy? No jodas pues, ni me acuerdo ¡Mejor pregúntame porqué hubiesen jugado conmigo! Ya falta poco para entrar, mejor me apuro… El equipo estaba grabado en mi memoria. Salí un rato al balcón, mientras duraba la tarde, a contemplar a uno de mis futuros compañeros de camiseta. Tenía unos deseos ansiosos de gritar desde allí ¡Hey cholo, flaco, zurdo, negro, gordo, mañana campeonamos! ¡Ahí bajo para contarles! Nos iríamos a callejear por el pasaje y deteniéndonos en la esquina, pasaría Sofía, atisbándome de reojo con su tez morena y pestañotas risadas. No pasó nadie y ni siquiera bajé. Pensé que mejor era dormir temprano, tenía que guardar fuerzas para hoy. Entré a mi cuarto y en calzoncillo me empecé a masajear las piernas, las pantorrillas, hice algunos movimientos de cintura y me sentía en perfecto estado. Una de mis hermanas menores asomó por la puerta, me miró extrañada fungiendo las cejas y cerró de nuevo. Hice un par de ranas y en eso entró mi madre. ¡Mamá ven siéntate! ¡Tengo algo que contarte! – Le dije. Yo también tengo algo importante que decirte – me contestó de inmediato… No presentí peligro alguno, así que le cedí la palabra; tú sabes, lo mejorcito se guarda para lo último, además la palabra de nuestras madres santas van por delante siempre… Imaginé que quizá el viejo Guzmán ya le había adelantado la noticia, y mi madre orgullosa me diría que hoy vendería mi comida favorita y me separaría un platote y un vasote de chicha para mí solito luego del partido. Así que la escuché atentamente:

-Acuéstate temprano hijito. No hagas mucho desgaste de energía, tienes que estar en muy buen estado. Toma, este es tu prospecto y tu código para que mañana postules a la universidad.




A propósito de la participación de la selección peruana en la Copa Mundial 2018, este cuento peruano sobre el conocido Mundialito de El Porvenir, que se realiza cada año en el jirón Parinacochas en el distrito de La Victoria (Lima, Perú).

Por Antonio Raymondi Cárdenas
Villa El Salvador-Lima, 14 de agosto de 2015.

-¿Aló?
-¡Doctor!
-¿Perdón? ¿Quién habla?
-Disculpe, ¿con el Dr. Ramoncito Zúñiga?
-Insisto quién habla y con quién desea hablar.
-Ramón, soy Periquito de la promoción.
-¿José “Perico” Torres del Concepción?
-¡El mismo que viste y calza pues mi hermano!
-¡Periquito! ¡Hermano del alma! ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Volviste de Chile?
-Así es Ramoncito, hace un mes he vuelto para saludar a la familia y a los amigos. Quería saber si estás en Lima, para vernos.
-Sí, estoy viviendo por Comas, ¿tú por dónde estás?
-Me estoy quedando por Chorrillos. Que te parece si nos vemos a las tres en la Plaza San Martín, ¿qué dices?
-No hay problema Periquito. Pero eso sí, me disculparás, ando un poco corto de dinero, tú comprendes, Lima está jodida y no hay chamba.
-No te preocupes Ramoncito, en el centro tengo un amigo que es dueño de una cevichería, además todo corre por mi cuenta, ¡faltaba más!
-¡Buena Perico! ¡Hey! no será un ceviche de carretilla, como en los viejos tiempos – me eché a reír.
-Ya pues Ramón, esas épocas ya pasaron, ahora será con parihuelas y cervecitas negras para brindar.

Cuando culminó la llamada, quedé mirando con pasmo el celular. Había pasado una década desde que salimos del colegio y ahora su rostro delgado, sus cachetes desinflados y su nariz punteaguda se apoderaban de mis recuerdos. Estudió Derecho y ahora trabajaba en Santiago. ¡Ese Periquito! Siempre fue un bruto en el salón, hasta le soplaba los exámenes; pero eso sí, su labia era admirable y al parecer había despertado una inesperada pasión por las letras que, sumado a su elocuencia, otorgaron un giro rotundo a su vida. Lo bueno, era que no había olvidado a los amigos de infancia. Cómo me iba a olvidar si fuimos inseparables compinches durante la secundaria. ¡Y encima me dice doctor! Claro, todavía lo recuerda. Meses antes de la fiesta de promoción grabamos nuestros objetivos en un álbum, yo le dije: Perico me pondré doctor, pero no de médico, sino doctor en filosofía. Tú sabes yo soy pensador y cuestiono todo. Él se rió a carcajadas y con su voz de pito, me respondió: No jodas pues Ramón, en lo único que piensas es en jugar fútbol, y a lo mucho cuestionas los goles que fallan otros. Yo, en cambio, me pondré mecánico, es que quiero estudiar algo práctico y rápido, para ganar dinero al toque y largarme de mi casa. ¡Vaya! ¡Y como es la vida! ni él estudió mecánica, ni yo filosofía. El destino fue otro y me condujo a pelar y enchufar cables de casa en casa, una forma extraña de filosofar sobre la electricidad doméstica.

Llegué diez minutos antes de lo pactado. Dudoso de sentarme, caminar u ojear los periódicos, decidí llamarlo.

-¡Periquito! por dónde estás. Ya estoy en la plaza, en la esquina de Colmena.
-¡Asu! que puntual Ramoncito, ¡no has cambiado nada! No te preocupes, dentro de quince minutos llego.

Tenía razón, no había cambiado. Cuando nos citábamos para deambular por la avenida o parlotear en el barrio, yo siempre llegaba puntual y él media hora después. O cuando necesitaba para alguna cosa trivial, le pedía dinero y al día siguiente le pagaba, Perico en cambio, nunca me devolvía nada. Una vez me confesó que para él la política de buenos amigos era que el préstamo significaba regalo y la hora de cita era la hora de espera. Pasaron los quince minutos y alargaba el cuello para buscarlo entre la muchedumbre. Pasaron diez minutos más y no se asomaba por ningún lado.

-¡Aló! ¡Periquito! ¡Te perdiste! O ya no recuerdas las calles de Lima – reí.
-Nada que ver Ramoncito, ya estoy bajando del bus, en cinco minutos llego.

Me adentré a la plaza, dirigiéndome hacia uno de los tumultos que hacía rato lo había notado sin interés. Introduciéndome, diferencié al clásico pseudopolítico que parlotea y luego vende folletos. Sabía que era un charlatán, pero no encontraba el sustento académico para ridiculizarlo. ¡Ya sé! – dije, cuando llegue Periquito lo hago ver esto. Seguramente como abogado entenderá bien, y para recordar las chacotas haré que lo avergüence. Habían pasado los cinco minutos. Miraba de un punto a otro, buscándolo. ¿Habrá engordado? ¿Se habrá teñido el cabello? ¿Habrá dejado la ropa de salsero mafioso? Buscaba entre el gentío y no lo hallaba. Es extraño- reñía. Lo llamé nuevamente. -Perico como te dije estoy en la esquina de Col…
-Sí, sí recuerdo. Estoy llegando, me quedé en un quisco comprando unos cigarrillos. Tú sabes para filosofar en el camino, pues ¡doctor! –río a carcajadas.

Ese Periquito se las sabe todas- exclamé. Me apoyé en la pared y observé de lado a lado. Contemplaba a la gente que se me cruzaba. Me preguntaba por qué al Centro de Lima siempre vienen extravagantemente ataviados: Roqueros, metaleros, raperos, jipis, nerds, homosexuales, etc. ¿Dónde se habrá metido Perico? Caminé de esquina a esquina. Cruce la avenida. Volví y no lo veía.

-Aló, Perico, que pasó.
-Ramoncito, ya estoy entrando a la Plaza San Martín. ¿Estás en Colmena, no?
-Sí, sí, tú dónde estás.
-Estoy en el otro extremo de la plaza, espera daré la vuelta.
-Periquito, estoy con un polo verde. ¿Qué ropa tienes?
-Mi ropa es… espera, ya te ví, ya te ví Ramón. Ahí voy.

Atento mis ojos se movían hacia todos los sitios. Los palabreros habían aumentado y sus adeptos también, los transeúntes se fotografiaban y otros dialogaban en medio de la acera. Todo esto impedía mi visión. Daba pasos cortos de un costado a otro. Lo buscaba, lo rebuscaba. Creía reconocerlo y luego lo descartaba. Resolví en llamarlo de nuevo.

Su celular estaba apagado. Di diez vueltas a la plaza, y en dos horas y media, observaba de reojo, entre el tumulto, la elocuencia y la verborrea de los charlatanes.



Por Antonio Raymondi Cárdenas
San Martín de Porres, 08 de noviembre de 2016

6am: La puerta entreabierta, salió titubeando. Cuando cruzó Tacna siguiendo Emancipación zamarreó el viejo saco desempolvándolo. Viró a la izquierda tomando Jirón y se aturdió. 1pm: Jadeaba con la mirada abstraída. Detuvo el paso arrastrado, volvió la cabeza parpadeando con esfuerzo, parecía remembrar algo, pero continuó. 6pm: ¡Vuelve inmediatamente! – creía oír. Divagó unos segundos por la plaza de Armas y, rascándose la barba, tomó asiento turbadamente. Extrajo un papelillo con números grabados, lo empuñó desentendido humedeciéndolo con el sudor. 10pm: A Jacinto, sin saberlo, solo le quedaba esperar la aparición de su rostro en algún diario, para ser encontrado nuevamente.



Este es un microrrelato ambientado en Lima (Perú).

Por Antonio Raymondi Cárdenas
Huamachuco-La Libertad, 30 de noviembre de 2017.
Si te gusta leer libros de literatura romántica, convendrás conmigo en casi todos los libros de este género rayan en la abundancia de clichés y erotismo. Lo primero hace que muchas novelas románticas se parezcan tanto entre sí que casi son un calco la una de la otra, mientras que lo segundo se mete con calzador, como si fuera un requisito indispensable para la trama, y, sin embargo, la mayoría de las veces no aporta nada.

Personalmente estoy cansada de estas dos cosas, así que he optado por lo que en inglés se conoce como "clean romance" (o romances sin escenas de sexo explícito ni lenguaje vulgar) y que, en nuestro idioma, sería el "romance blanco" o la literatura romántica sentimental.

Puede interesarte: 5 libros con romances sin escenas de sexo explícito.


¿Qué es la novela romántica sentimental?

No sé si existe un género como tal en la novela romántica actual, pero bien podría ser puesto que cubre una rama que, si bien es poco explorada, estoy segura de que tiene lectores adeptos. Ahora, no debe confundirse lo que estoy llamando como "novela romántica sentimental" con la novela sentimental antigua. Para aclarar las cosas, aquí algunos conceptos.

¿Qué es la novela sentimental?

Es un subgénero literario que surgió en la Edad Media y que trataba temáticas románticas bajo las premisas del amor cortés.

¿Qué es el amor cortés?

Es un concepto de la Literatura Medieval Europea en el cual el amor se expresa de forma noble, caballeresca e idealista, casi platónica. Todo esto siempre dentro del campo sentimental, pues no existe acercamiento físico (o sí lo hay es de forma muy casta) ni alusiones expresas al ámbito sexual del amor. Un ejemplo perfecto del amor cortés sería el que siente Don Quijote hacia Dulcinea del Toboso.

Entonces, ¿qué tipo de libros son de romance sentimental actual?

Pues, son historias en las que, si bien no se aplica el amor cortés como tal, si que aluden al "amor" de un forma más amplia, real y honesta. Hablan de sentimientos profundos, de relaciones basadas en el conocimiento de la otra persona, de comprensión, comunicación, y también, claro, de conflictos personales y problemas de pareja. Por otra parte, no hay escenas eróticas y, si se menciona el sexo, es de forma general sin entrar en detalles pues se considera un complemento de la relación romántica y no la base de la misma.

5 de las mejores novelas sentimentales de la literatura romántica actual

Encontrarlas este tipo de libros es complicado, así que periódicamente iré publicando recomendaciones de las mejores novelas de amor, sentimientos y emociones. Ya en un post anterior recomendé algunos libros sin escenas de sexo explícito, y en esta ocasión lo volveré a hacer con estas 5 excelentes historias que no te puedes perder si quieres leer una buena novela de amor.

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Yo antes de ti

Jojo Moyes

Esta historia la debes conocer. La relación de Will y Lou es preciosa; al inicio no se sienten atraídos el uno por el otro, sino que se enamoran poco a poco a medida que van conociéndose y descubriendo aspectos maravillosos de la vida y personalidad del otro, así como detalles que no les gustan tanto y que les generan conflictos.

Su relación llega a pesar tanto en sus vidas que lo suyo va más allá de una romance a secas. Este es uno de los mejores libros para reflexionar sobre la vida, la muerte y el amor.

Posdata: Te amo

Cecelia Ahern

El esposo de Holly fallece y ella queda destrozada, sin embargo, empieza a recibir cartas de él con una lista de cosas que debe hacer para superar el dolor, seguir con su vida e incluso lograr sentirse realizada y feliz.

Una novela preciosa que habla del amor en el matrimonio, de la muerte, del duelo y de como, a pesar de todo el dolor de perder a un ser amado, podemos continuar.
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Siempre Blue

Amy Harmon

Blue Echohawke es una chica sin identidad. Siendo pequeña fue encontrada y criada por un desconocido y desde entonces ha cargado con el estigma de sentirse nadie. A pesar de sus esfuerzos por parecer una adolescente conflictiva y apartarse de todos, Blue encuentra en su profesor Darcy Wilson el apoyo desinteresado de un buen hombre, una amistad duradera y finalmente el más sincero amor.

Esta es una historia muy emotiva, reflexiva, dura por momentos, y totalmente conmovedora.
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Recuerda que me quieres

Wendy Davies

Esta novela es uno de los mejores retellings de Peter Pan que hay. La Wendy y el Peter de esta historia son dos adolescentes que se conocen en las calles de una ciudad actual y que desarrollan una amistad hermosa que poco a poco da paso al amor.

Lo mejor de esta historia es la narración tan fina y delicada, por momentos poética, con la que nos muestra tanto la profundidad de la verdadera amistad, como la ternura y delicadeza del primer amor.
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A todos los chicos de los que me enamoré

Jenny Han

Lara Jean es una adolescente que decide escribirles cartas a los chicos que quiso, cuando piensa que ya no siente nada por ellos. Un día las cartas son enviadas misteriosamente y ella tiene que enfrentar sus sentimientos hacia su mejor amigo (y novio de su hermana), y hacia un compañero muy popular del instituto.

Los sentimientos románticos, el amor filial y la amistad se expresan con un gran sensibilidad en esta novela. Además de tratar el tema intercultural al tener una protagonista de ascendencia Coreana. Una historia encantadora.


¿Te pareció útil este post? Espero que sí, ¡nos vemos en el próximo!
Lo genial de estas novelas en que los protagonistas tienen superpoderes (aunque ellos no los llamen precisamente así) es que se trata de muchachos comunes y corrientes que viven en un país cualquiera, tan real como el de su lector. Y es que, a pesar de lo sobrenatural de la premisa del superpoder, estas novelas no son ni de fantasía, ni de ciencia ficción, si no que se acercan más bien al género realista, pues tratan temas cotidianos y de actualidad.


Cuando me veas | Una novela sobre invisibilidad

De Laura Gallegos

¿De qué trata este libro?

Tina es una muchachita de origen colombiano que vive con su madre, que la ha criado sola, en un barrio español territorio de dos pandillas enemigas. Tímida y apocada, siendo muy pequeña es víctima de un ataque de bullying que sacará a relucir su capacidad para volverse invisible. Ella no lo nota entonces, sino mucho después, y a partir de ese descubrimiento se convierte en una especie de guardiana que realiza rondas por el colegio y por su barrio ayudando a quienes lo necesitan, además de dedicarse a investigar el extraño suicidio del hermano del muchacho que le gusta.

Opinión y crítica

Este es el primer libro que leo de Laura Gallegos y me generaba cierta espectativa por el prestigio de la autora, bien ganado debo decir. Cuando me veas es una novela juvenil que trata temas como el bullying, la diversidad cultural, la identidad, la inmigración y la delincuencia. En ella tanto la protagonista como buena parte de su entorno tiene raíces latinoamericanas, y se muestran los conflictos de la integración en una sociedad extraña.

El entorno en el que se desarrolla la novela muestra la realidad de muchas otras ciudades invadidas por la delincuencia y la corrupción, así que es fácil sentirse identificado con los sucesos que se narran.

En cuanto a Tina, tal vez resulte díficil empatizar con ella por lo "sosa" que podría parecer, pero a mí personalmente me encantó justo por no tiene nada que ver con el prototipo de protagonista temerario, extrovertido, que se quiere comer el mundo, sino porque, siendo una niña tímida que en vez de sobresalir busca pasar desapercibida, resulta ser mucho más fuerte y valiente que los demás.

Ahora, en lo que respecta a la habilidad de Tina de volverse invisible, resulta un poco vago pues no se ahonda en el tema más allá de explicar cómo funciona y los alcances que tiene, así que, aun cuando forma parte importante en el desarrollo de la trama, me pareció más una excusa para mostrar la evolución de Tina.

Y si disfrutas de los giros argumentales, definitivamente te gustará esta novela. Tiene un final desconcertante que podría dar pie a una segunda parte.

Jumper, la historia de Davy | Una novela sobre teletransportación

Saga Jumper o Saltadores de Steven Gould

¿De qué trata este libro?

La historia narra las aventuras de David, un adolescente de 17 años al que su madre abandonó, y que vive con un padre alcohólico y golpeador. A raiz de un ataque de este, David descubre que puede teletransportarse, lo que el llama "saltar", así que decide huir de casa. Solo, sin documentos y sin la posibilidad de regularizar su situación, David decide usar su habilidad para robar un banco. Luego de esto, y cuando todo parece irle bien, su madre, con la que había logrado contactarse, es víctima de un atentado terrorista y, en su afán de vengarla, David se pone al descubierto antes unos agentes de la CIA.

Opinión y crítica

Jumper es una novela juvenil de aventuras, tratada con su sumo realismo a pesar del tema de la teletransportación. Creo que uno de los méritos de este libro es la forma de mezclar problemas cotidianos y reales (la violencia, el abuso, el abandono, el terrorismo) con una historia juvenil en la que el centro de la acciones se producen gracias a un superpoder.

David es un adolescente inteligente, sensible, bondadoso, y un hábido lector que encuentra en la biblioteca de su ciudad el refugio más seguro y placentero. A lo largo de la novela se va viendo su transformación de un joven algo apocado, tímido, a uno decidido, más seguro de sí mismo, alguien dispuesto a correr riesgos e incluso jugarse la vida para salvar a los demás... y para vengarse. Y, claro, también vemos como se desarrolla su relación romántica con una chica unos años mayor que él.

Respecto a su habilidad de teletransportarse, me gustó la forma en que se inserta en la trama y la importancia que tiene en la evolución de David (muchas cosas de las que suceden no serían posibles sin ese superpoder) pero me hizo falta una explicación o cuando menos el deseo del protagonista de entender su habilidad, eso de que simplemente aparezca y ya me molestó. Pero, a pesar de ello, la historia es lo bastante dinámica como para evitar aburrir, tiene pasajes graciosos, y sobre todo, está bien escrita.

En resumen, me pareció un buen libro de aventuras, una historia entretenida, fácil de leer, que toca ciertos temas sociales relevantes y lo más importante, que divierte. La saga completa hasta ahora la conforman 3 libros: En el segundo, Jumper 2 David continúa siendo el protagonista, pero esta vez ya es un adulto.


Ya de por si la pintura es una de las formas más sublimes de expresión, pero, mezclada con las artes visuales, resulta sobrecogedora. Y puede que hasta un poco más accesible para las personas totalmente ajenas a ella. Esto lo puedo decir por experiencia propia, pues me interesa el mundo del arte, pero soy casi completamente ignorante al respecto, y, sin embargo, ver el trailer de Loving Vincent, o un corto de Aleksandr Petrov con esos estilos tan preciosos, poéticos, oníricos, me remueve algo por dentro.

Loving Vincent, un homenaje al genio de Van Gogh

La película que cuenta la vida del afamado pintor Vincent Van Gogh es considerada de por sí una obra de arte. Compuesta por miles de cuadros pintados a mano, impresiona y conmueve con apenas unos minutos del trailer.



El trabajo monumental detrás de la animación es impresionante: se filmaron las escenas con actores reales y luego se pintaron a mano fotograma por fotograma. Todo esto, además, partiendo de las pinturas de Van Gogh, haciéndoles ciertas modificaciones algunas veces, pero siempre respetando el estilo del artista.

El resultado es una maravilla, incluso para quienes conozcan la vida y obra de Van Gogh solo superficialmente. Loving Vicent se estrenará en sudamérica en los siguientes meses, pero según se ve en su página oficial, solo en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay.


Gif obtenido de la página oficial Loving Vincent


Aleksandr Petrov y sus joyas animadas

Y a propósito de este estreno, si buscas una película parecida a Loving Vincent dale una mirada a los cortometrajes de Aleksandr Petrov, animador y director de animación ruso (a quien acabo de descubrir) cuyas obras, al igual que la animación de Van Gogh tiene un estilo de artes plásticas, pero esta vez trabajas en óleo sobre vidrio. Preciosas.

My love de Aleksandr Petrov subtitulada en español

Una adaptación de la novela Historia de amor del ruso Iván Shmeliov.



El viejo y el mar de Aleksandr Petrov subtitulada en español

Por su puesto, una adaptación animada de la novela de Hemingway.



Hace un tiempo escuché de Colleen Hoover y, siempre, en términos tan elogiosos que temía acercarme a alguno de sus libros -no quería llevarme un chasco con una historia sobrevalorada- y aunque tenía curiosidad, no fue sino hasta hace poco que me arriesgué a leer justo la novela por la que ponían a la autora en un pedestal.

Hay muchísimas reseñas sobre Its Ends with Us, y ninguno de las que leí menciona el punto fuerte de la novela, así que lo haré yo en esta reseña-comentario-crítica por lo que advierto:

Este post contiene spoilers de Its Ends with Us



Los personajes

Lili es la protagonista. Proviene de un hogar en el que la madre era víctima de violencia doméstica por parte de su esposo, el padre de Lili. De adolescente tuvo un primer amor que la marcó, Atlas, un muchacho sin hogar al que ayudó a sobrevivir durante una temporada.

Ryle es el interés amoroso actual de Lili. No puedo decir que sea el protagonista masculino, porque, en todo caso, sería el antagonista. Es un neurocirujano ambicioso y encantador al que Lili conoce una noche y del que se enamora casi de inmediato.

Los personajes secundarios me parece que están de relleno ya que no cumplen ninguna función realmente importante en la novela.

La trama

It Ends with Us no es una novela romántica, lo que resulta sorprendente dado el público a que está dirigido (Young Adult o New Adult). Yo más bien la clasificaría dentro del género drama, pues el tema en torno al que gira la historia es la violencia doméstica o violencia de género.


Puede interesarte: Literatura romántica sentimental: Los mejores libros de amor, sentimientos y emociones.


Comienza como una novela romántica al uso, con Lili y Ryle conociéndose y sintiendo el típico -y absurdo- flechazo, pero luego la narración da un vuelco cuando Lili descubre que Ryle, el hombre del que está enamorada, tiene una faceta oscura que ni el mismo comprende. Y aunque sí hay un hecho traumático en el pasado de Ryle, no se usa para justificar su accesos violentos, como sucede en ciertas historias en las que se pretende justificar la actitud detestable de los "chicos malos".

Lili y Ryle llegan a casarse y durante un tiempo todo va de maravilla, hasta que ocurre un incidente en el cual Lili resulta lastimada, y que, sin embargo, deja pasar por considerarlo producto de una reacción involuntaria. Pero, con el tiempo y un par de sucesos en los que las reacciones violentas de Ryle son cada vez más terribles, y totalmente conscientes, Lili entiende que aquello es claramente una situación de maltrato.

Comentarios y crítica

Desconcierta un poco la forma en que cambia el tono de la novela casi de golpe, con el primer incidente violento de Ryle en medio de una muy tópica narración romántica, y más por la forma en que ella intenta racionalizar el hecho haciendo hincapié en que Ryle no es como su padre.

Es cierto que, quitando sus arrebatos de furia y violencia, Ryle puede resultar encantador, pero desde el primer momento demuestra la patología del golpeador celoso, posesivo, que, tras su ataque, se deshace en disculpas, minimiza el hecho y miente descaradamente para ocultar lo que hizo.

Por otro lado, el enamoramiento entre él y Lili resulta tan irreal y precipitado (¡Ryle no quería saber nada de relaciones formales, pero al par de meses de conocer a Lili, y con contados encuentros entre ellos, está loco por casarse con ella!) que ese amor tan tremendo que dicen tenerse no tiene sustento y parece más bien un flechazo adolescente o pura y simple atracción sexual.

A pesar de ello, me parece que está bien llevada la carga dramática de la novela, en cuanto a lo devastador que resulta vivir una situación de violencia a manos de una persona en que se tenía absoluta confianza, y más cuando se viene de un hogar en el que se sufrió lo mismo. Estos temas permiten un nivel de lectura más profundo y reflexivo.

Me gustó sobretodo el hecho de que Ryle, el personaje masculino, el chico lindo casi perfecto, terminara siendo el antagonista, (eso se ve a menudo en la vida real), pero sí que me fastidió el que, al final, se le tratara con cierta benevolencia. También me pareció interesante la faceta introspectiva de Lili, en la que nos muestra su confusión, sus miedos y sus traumas.

En resumen, Its Ends with Us mejora más o menos en la mitad del libro y se libra de lo romántico superficial para convertirse en la narración dramática de una mujer víctima de violencia doméstica. Para mi no es la maravilla que pregonan por ahí, pero, por momentos, sí que conmueve, además de tener mérito por el tema que toca, y en gran medida por la forma en que lo hace.

¿Recomiendo esta novela?

Sí. Sobre todo si te gustan las novelas dramáticas y te interesan los problemas sociales actuales como la violencia.

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