![]() |
Sí. Esta soy yo. |
Suponía que los retornos de este tipo (temidos por lo largamente deseados) serían emocionantes, pero la sensación es más bien de incertidumbre. Algo así como volver a manejar bicicleta después de unos años sin hacerlo; lo mismo puedes tener el mejor paseo de tu vida que estrellarte estrepitosamente.
Aquí en Lima empieza a sentirse el otoño (¡por fin!) y estamos a dos días de tener nuevo presidente (o presidenta). Yo me considero apolítica (aunque ya me han dicho que incluso mantenerse al margen es una conducta política) en el sentido de que no confío en los políticos y no estoy dispuesta a darles mi voto. Suelo garabatear las cédulas pues aquí es obligatorio votar y no puedo abstenerme de hacerlo sin pagar una multa.
¿Por qué tendemos a creer que tenemos todas las respuestas? Suponemos que con un conjunto de normas y leyes nos basta y sobra para hacer de esta una mejor sociedad, pero no nos preocupamos por los principios y la ética. No sirve de nada un gobernante preparado si es corrupto, ni uno con buenas intenciones si está rodeado de gente en la que no se puede confiar. No se puede construir un mundo mejor si no mejoramos nosotros antes.
En fin, solo queda esperar que quien sea que gane haga algo bueno por todo lo malo que de hecho hará. Pesimista, lo sé, pero no se puede pedir mucho en estos tiempos.